Esta historia tiene lugar en el área de lagunas costeras del Istmo Sur de Tehuantepec, al momento de la conquista y primeros años del orden colonial. El contacto entre pueblos con orientaciones ecológicas y niveles de organización social diferentes permite el desenvolvimiento de procesos de intercambios materiales y simbólicos que forman parte de la evolución social.
Este es el caso del encuentro entre zapotecos (binnizá), provenientes de los valles centrales de Oaxaca, y huaves (ikoots) de la costa.
Los binnizá eran portadores de la cultura agrícola mesoamericana que avanzaban a la conquista de nuevos territorios, y los ikoots, pescadores recolectores del litoral que habían desarrollado una adaptación ecológica específica al ambiente de transición marítimo a continental.
Los ikoots se especializaron en la pesca lagunar y la recolección de crustáceos, moluscos y flora y fauna costera. Territorializaron, desde el Posclásico hacia el 1100 d. C., la extensa área de aproximadamente 180 km de línea de costa en la actual frontera entre Oaxaca y Chiapas. Así conocieron con minuciosidad las rutas y el cielo nocturno, en trayectos a pie sobre las barras y en canoas, a través de las lagunas del litoral hasta el Cerro Bernal en la montaña de Tres Picos del municipio de Tonalá, Chiapas.
Fue pintado hacia el año 1540, en una transición de quiebre civilizatorio.
El contacto de los huaves y los chontales de la costa sur de Oaxaca con la expansión zapoteca hacia el Istmo de Tehuantepec sucede al final del periodo Posclásico Tardío (1350 a 1521 d. C.). Durante este periodo también está en expansión el imperio azteca, que busca el dominio de la costa del Pacífico Sur y la ruta comercial hacia el Soconusco en Chiapas (por el cacao). Esta confluencia de grupos lingüísticamente diversos configura el escenario del área a la llegada de los ejércitos de conquista del imperio español y sus aliados indígenas, y las propias élites zapotecas se convertirían en sus aliadas para la construcción del nuevo orden colonial, con la intención de no perder el dominio de la zona y la ruta comercial hacia el sur.
El lienzo de Huilotepec fue pintado hacia el año 1540, en esta transición de quiebre civilizatorio, y forma parte de una estrategia adaptativa al nuevo orden jurídico de parte de la viuda del último Coqui o señor de Tehuantepec, buscando se reconozcan estancias, salinas y otros recursos patrimoniales del Señorío Zapoteco de Tehuantepec a favor de su hijo, intentando probar su control sobre el territorio de la desembocadura del río Tehuantepec en el Océano Pacífico y el área lagunar, mismos que les pretendían arrebatar las nuevas autoridades españolas.
Este orden de cosas está parcialmente descrito con pictogramas y glosas latinas en lengua zapoteca sobre un mapa pintado con tintes en negro, rojo y azul sobre tela de algodón que mide 1.50 m de largo por 52 cm de ancho. Actualmente puede ser visto en el Museo de las Culturas de Oaxaca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ubicado en el exconvento de Santo Domingo de Guzmán. Forma parte de un grupo de documentos pictográficos, junto con los Lienzos de Guevea y de Petapa que muestran la sucesión genealógica de los señores zapotecos en sus respectivos dominios.

Lienzo de Huilotepec. Archivo Digitalizado de las Colecciones Arqueológicas del Museo Nacional de Antropología, Secretaría de Cultura INAH - Museo de las Culturas de Oaxaca. Reproducción autorizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
A diferencia de otras interpretaciones que privilegiaron, desde la perspectiva zapoteca, su carácter genealógico y el mapa de los dominios del Señorío, en mi interpretación del lienzo, basada en mi especialización en el estudio de la etnia huave y la relación que desde periodo prehispánico estableció con los zapotecos en el sur del Istmo de Tehuantepec, hay mucho más en esta pintura. Entre otros elementos, se puede observar a dos personajes no zapotecos, que nos hablan del encuentro entre las culturas ikoots y binnizá.
Cuando en 1899 el investigador estadounidense, antropólogo y fotógrafo de los caracteres fisonómicos de los pueblos indios, Friedrich Starr solicitó a las autoridades del pueblo de Huilotepec el permiso para fotografiarlo, valiéndose de una carta del Jefe Político de Tehuantepec, los Principales del pueblo le pidieron que en su reporte escribiera que el Lienzo no estaba “autorizado” y era “mudo”. Starr no tenía intención de generar una disputa, y seguramente transmitió el mensaje. Más es sospechoso que sus poseedores comunales hicieran esa petición, ya que en curso se hallaba, como hoy, la disputa territorial sobre la desembocadura del río entre binnizá e ikoots.
En el mapa genealógico aparecen dos personajes “mudos”; se sabe que lo son pues, a diferencia de todos los demás, no tienen glosa de nombre. Parece ser que de origen se deseaba enmudecer una parte de la historia que el lienzo expresa. ¿Quiénes eran esos personajes?
Los huaves fueron dominados por medio de la guerra de conquista, pero la legitimidad sobre el territorio no se ganaba por la guerra, sino por la alianza matrimonial entre las noblezas étnicas.
La genealogía en el lienzo muestra, de abajo hacia arriba, al primer Coqui zapoteca de Tehuantepec sentado sobre un cojín de piel de jaguar. Asociado a su nombre Cociyopea, se hallan dos personajes sobre cojines que denotan nobleza, los únicos sin nombre en toda la pintura, y también los únicos que no apuntan con su dedo índice extendido en seña de sumisión hacia los Coqui en la genealogía delineada con un rectángulo en rojo. Uno de los personajes es masculino y otro femenino.
Dos personajes no zapotecos nos hablan del encuentro entre las culturas ikoots y binnizá.
Se puede observar en taparrabo y usando un tocado con un cuerno recto que sobresale sobre la frente, muy probablemente, al Señor o Principal de Guazontlán, lugar que en el lienzo (abajo a la derecha) se nombra como Guiepixiqui (flor-canasta).
Presumiblemente, Piusicache sería el nombre del personaje femenino, quien se sabe era huave, según un documento asociado al mismo litigio del siglo XVI. Ella es mencionada como la esposa de Yecaquiahuitl, nombre en náhuatl del propio Cociyopea, primer señor de Tehuantepec. Y, al contraer matrimonio Yecaquiahuitl-Cociyopea y Piusicache sellan la alianza entre estos dos grupos étnicos.
Es común en el área el menosprecio de la cultura ikoots, invisibilizada por el dominio binnizá, pero en realidad forma parte de la trama central alimentaria, simbólica y genealógica del Istmo de Tehuantepec.