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El sueño de Hernán Cortés en Tehuantepec

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Publicación: calendar_month 6 de octubre de 2025

Hernán Cortés escribió al rey, en la cuarta Carta de Relación, el 15 de octubre de 1524:

“pienso enviar los navíos… en demanda del dicho estrecho; porque si lo hay, no se puede esconder a éstos por la mar del Sur y a los otros por la mar del Norte; porque éstos del Sur llevarán la costa hasta hallar el dicho estrecho o juntar la tierra…” [sic].

Como se puede leer en esta cita, uno de los proyectos principales de Hernán Cortés en esa época temprana fue encontrar un estrecho que uniera, de la forma más rápida posible, el Mar del Norte (océano Atlántico) con el Mar del Sur (océano Pacífico), además de la exploración de nuevos territorios. El Mar del Sur había sido descubierto desde 1513 por Vasco Núñez de Balboa, por la vía del Istmo de Panamá, donde se conoció el primer estrecho.

Uno de sus proyectos principales fue encontrar un estrecho que uniera el Mar del Norte con el Mar del Sur.

Desde tiempos de Moctezuma (1519-1520), Cortés envió a cuatro hombres a buscar el Mar del Sur, quienes divididos en dos grupos llegaron a él por distintos rumbos. Aunque uno de los grupos arribó a Tehuantepec, se prefirió empezar la obra naval por Zacatula (actual río Balsas, Guerrero) y Acapulco, aunque para ello tenían el problema de la falta de caminos y debían trasladar toda la carga desde Veracruz sobre las espaldas de tamemes, indios cargadores.

En algún momento entre 1525 y 1526 debió recorrerse el río Coatzacoalcos. Así, Cortés tuvo la idea de instalar otro astillero en Tehuantepec, que resultaba más práctico por el estrecho y su puerto natural, así como por la madera de buena calidad en los bosques y selvas cercanos. Le encargó la obra naviera a Francisco Maldonado, quien tuvo la responsabilidad de construir tres navíos para que Cortés continuara con sus descubrimientos.

España. Ministerio de Cultura. Archivo General de Indias, MP-MÉXICO, 302 (año 1774).

Tehuantepec era la sede de un importante señorío zapoteco y tenía como señor principal a Juan Cortés Cosijopí, quien debió colaborar con los españoles, pues consta que aportó mano de obra para la labor naviera. El astillero de Tehuantepec se llamó Carbón, y el puerto, Santiago (quizá situado en lo que hoy es la bahía de La Ventosa, Salina Cruz); testimonio de esto es un faro, aún en pie, llamado “de Cortés”, y según la tradición debió construirse entre 1526 y 1527.

Por problemas políticos con la Primera Audiencia (primer gobierno de México), Maldonado no pudo terminar los navíos. Las cosas tomaron un nuevo giro cuando, en 1529, Hernán Cortés recibió una merced concediéndole 22 villas y 23 mil vasallos, que incluía Tehuantepec y, aunque los puertos no se incluían en estas mercedes, Cortés y sus sucesores pudieron disfrutar de esta concesión hasta 1560, cuando el rey recuperó Tehuantepec para sí. Además, ese mismo año de 1529, Cortés recibió el título de marqués del Valle de Oaxaca, de ahí que todavía existan reminiscencias del marquesado.

Alrededor de noviembre o diciembre de 1532, Cortés se dirigió personalmente a Tehuantepec para terminar dos navíos; residió ahí con todos sus criados, 30 oficiales españoles y una treintena más de ayudantes. Podemos darle seguimiento por las cartas que escribió; en una de ellas, desde el Puerto de Santiago el 20 de junio de 1533, asentó que: 

“fue en persona a hacer la dicha armada e navíos, adonde estuvo fuera de su casa año y medio e más tiempo, e hizo una choza en la playa del dicho puerto, a donde estuvo todo el dicho tiempo, ayudando algunas veces con el trabajo de su persona a la dicha obra” [sic].

El astillero de Tehuantepec se llamó Carbón, y el puerto, Santiago; testimonio de esto es un faro, aún en pie.

Todas las herramientas y materiales provenían de España. Llegaban a Veracruz, luego al puerto del Espíritu Santo en Coatzacoalcos, desde ahí por vía fluvial llegaban a Utlatepec (hoy día desaparecido), que era un lugar todavía lejano del astillero, por lo que en tiempos de Cortés se usaban tamemes para la carga y, años después, se abrió un camino de carretas. También, un grupo de franciscanos fue a instalarse a Tehuantepec para ir en la flota al descubrimiento de nuevas tierras y evangelizar.

Consta que en abril de 1533 Cortés trató de echar los navíos al agua; pero, según la versión de fray Francisco de Burgoa — uno de los cronistas dominicos quien nos legó un trabajo muy importante sobre la temprana historia de Oaxaca llamado la Geográfica Descripción—, el viento soplaba tan fuerte que chocó con uno de los navíos y se fue a pique, razón por la cual tuvo que fabricarse de nuevo y el otro, casi todo. Los franciscanos lo atribuyeron a la voluntad de Dios.

Cortés permaneció en Tehuantepec hasta el otoño de 1533, cuando el 29 de octubre, después de 13 meses de trabajo, pudo despachar por fin los navíos La Concepción y San Lázaro del puerto de Santiago. Al mando del San Lázaro iba Diego Becerra de Mendoza y como piloto, Ortuño Jiménez; en el otro iba Hernando de Grijalva subordinado a Becerra. Esta expedición, desafortunadamente, fue un fracaso.

Lo que no sospechó Hernán Cortés es que su herencia subsistiría hasta nuestros días.

Después de esta experiencia, Cortés se dio cuenta de que Tehuantepec no le convenía como puerto y cambió a Huatulco, que era el puerto natural más cercano y cuya ventaja residía en ser el punto de embarque para Panamá y Perú, y porque ahí se almacenaba el cacao del comercio con Acajutla.

El astillero dejó de funcionar un tiempo y, después, únicamente se utilizó para dar mantenimiento a los navíos que empezaron a hacer navegación de cabotaje entre Tehuantepec y Huatulco.

Faro de Cortés. Fotografía por Claudia Daowz.

Hay muchas reminiscencias de Hernán Cortés en el Istmo: el faro patrimonio histórico de Salina Cruz y unas salinas llamadas “del Marqués”, así como la idea de mantener comunicado el estrecho. No solo eso, Cortés era un empresario completo y también mandó instalar estancias de ganado y algunos son ahora pueblos como La Ventosa, Chivela y Almoloya. Lo que no sospechó Hernán Cortés es que su herencia subsistiría hasta nuestros días, pues varios de sus proyectos para reactivar la vía transístmica se han ido desarrollando hasta la actualidad.

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