Desde pequeña, la maestra y pintora Julia Isabel Contreras Cabrera, conocida como Julin Contreras, ha observado la vida de su pueblo, Tehuantepec, en todos los aspectos, y la ha plasmado en lienzos, dando como resultado un gran acervo de obra plástica que describe esta cultura única en el país, a su gente hospitalaria y original, sus costumbres y tradiciones.
Llegué a este mundo en un pueblo Binnizá (zapoteca) con una extensa familia compuesta por decenas de tías y tíos amorosos; mi bisabuela Inés, quien nos contaba historias mientras nos enseñaba a criar puercos; mi abuelo Antonio, quien nos contaba mitos y cuentos de los guardianes de la tierra, para enseñarnos a amarla como nuestra madre y alimentadora;
Con la Dra. María del Carmen García Peña, referente en el estudio del envejecimiento en México
El llamado de Nadia A. Rivero-Segura a una vejez con dignidad
Adriana ha pasado muchas horas de su vida observando la conducta de aves marinas y terrestres, y otra buena parte de su tiempo lo ha dedicado a tomar muestras de sangre para analizarlas en el laboratorio y así comprender por qué se comportan como lo hacen.
El conocimiento no debe quedarse encerrado en el aula ni en la mente del maestro, debe derramarse, llegar a la familia, a la comunidad, y generar un impacto tangible. Así opina la doctora Guadalupe Vadillo Bueno, quien ha dedicado su vida a una de las empresas más ambiciosas y humanas: transformar la educación para transformar personas.
A mediados de los años ochenta del siglo pasado, Martha María (Mara) Téllez-Rojo entró a estudiar matemáticas en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Laura nació en Morelia, Michoacán, y cuenta que desde muy pequeña le interesaban mucho los juegos de química. Esos juguetes, junto con su curiosidad, la llevaron a desear su propio laboratorio. Primero creó uno en el clóset de su habitación, donde utilizaba sopas para cultivar hongos; después experimentó en el techo de su casa. Desde entonces, surgió su interés por entender la razón de las cosas.
Sus colegas y amigos la recuerdan como una científica excepcionalmente creativa, y un ser humano encantador. Hija de inmigrantes polacos judíos, Mildred S. Dresselhaus nació en Brookyn, Nueva York, y se convirtió en física y pionera en el estudio de los nanomateriales.
Piensa un momento: ¿cómo es posible conectar la historia de una comunidad con sus necesidades, y aprovechando sus recursos naturales? A través de la arquitectura sustentable, y Loreta Castro Reguera Mancera sabe hacerlo muy bien.
Lo que más disfruta de su trabajo es aprender.
Desde muy temprana edad supo que estamos hechos de partículas muy pequeñas, y lo interiorizó.
Su vocación como matemática surgió desde muy pequeña, en buena medida gracias a sus profesores, pues proviene de una familia que, aunque siempre la apoyó, más bien se relaciona con las humanidades: su papá fue abogado, y su mamá historiadora.
Nació en la Ciudad de México. A los tres años de edad, María Elena Medina Mora perdió la audición, y estuvo en tratamiento durante más de siete años. En ese lapso, no podía participar en todos los juegos que organizaban sus hermanos, situación que la obligó a ser muy reflexiva, observadora y a desarrollar el gusto por la lectura. Todo eso influyó en la que sería su profesión años más tarde.
Sharon nació en Perú. Se crió en Lima, de cara al mar, justo como Ensenada, donde reside actualmente. Los recuerdos más hermosos de su infancia son de sus visitas a la playa. En ese entonces, ella sentía que el mar “siempre iba a estar ahí y siempre iba a estar bien”.
Blanca Mendoza Ortega ama observar el cielo. Además de admirar su belleza y magnificencia, desde que era niña se hacía muchas preguntas: ¿por qué está eso ahí? ¿Qué hay más allá? ¿Qué es lo que veo? ¿Por qué lo veo? ¿Cómo lo veo? Blanca supo muy pronto que para investigar cuestiones del espacio, primero debía estudiar física… y así lo hizo.
En México, todo enfermo que se encuentre al término de la vida debería tener acceso a los medicamentos que hagan más llevadero ese final. Es un problema de salud pública.
Nació en la Ciudad de México. A los tres años de edad, María Elena Medina Mora perdió la audición, y estuvo en tratamiento durante más de siete años. En ese lapso, no podía participar en todos los juegos que organizaban sus hermanos, situación que la obligó a ser muy reflexiva, observadora y a desarrollar el gusto por la lectura. Todo eso influyó en la que sería su profesión años más tarde.
calendar_month 10 de octubre de 2025